PENSAR BIEN PARA VIVIR MEJOR

Pensar bien significa tener un mejor control sobre nuestro flujo de pensamientos para mejorar nuestra calidad de vida. Controlar las ondas de negatividad nos permite influir directamente en nuestras emociones. Y cuando pensamos mejor y nos sentimos mejor, la influencia es positiva en nuestro comportamiento, nuestro organismo y nuestra salud. ¡Porque el comienzo de la felicidad está en nosotros!

Aunque todo esto nos parezca lógico, a diario le damos demasiado crédito a esta voz crítica y demasiado enamorada de la negatividad. Es ella quien nos recuerda nuestros errores del pasado. Es lo que nos tira hacia abajo, llenándonos de dudas y ansiedad, anticipando lo peor que puede pasar en cada situación. Pero antes que desesperarse ante estos pensamientos, es mejor aprender a domarlos mediante el arte de pensar bien.

La neurociencia nos recuerda que el cerebro humano está programado para enfocarse en lo negativo, y que esto no es una maldición sino un mecanismo de supervivencia. Al anticiparnos a los peligros (aunque no sean reales), preparamos nuestro cuerpo para defendernos de ellos. La preocupación, la preocupación o la ansiedad liberan instantáneamente varios químicos como el cortisol, manteniéndonos alerta.

La neuropsicología también señala que los pensamientos negativos actúan de la misma forma que el humo del tabaco. No solo afectan nuestra salud y bienestar, sino que también tienen un efecto perjudicial en nuestras familias, nuestros amigos, nuestros colegas. Porque el cerebro de quien nos escucha cambia, y también puede ponerse nervioso e irritable en contacto con nosotros.

PIENSA BIEN PARA ENTRENAR TU CEREBRO HACIA EL BIENESTAR

Barbara Fredrickson es una científica de la Universidad de Stanford conocida por su trabajo en psicología positiva. Para ella, superar el sesgo de negatividad es una apuesta que puede convertirse en una inversión rentable si tiene éxito. Más que un arte, pensar bien es el resultado de un entrenamiento continuo a través del cual podemos modificar la programación de nuestro cerebro.

Como sabemos, la inclinación natural de nuestra mente es enfocarse en lo negativo para asegurar nuestra supervivencia. Tendremos, pues, que aprender a incluir otra hoja de ruta, otro programa más sofisticado que nos enseñe a evitar riesgos y avanzar hacia el bienestar y la serenidad. De hecho, un buen pensamiento debe traer claridad, equilibrio y abrir el camino. Nos permite evitar perdernos en el estancamiento del miedo para ser más proactivos y más seguros.

ENTRENA TU ATENCIÓN PARA CONCENTRARTE EN EL PRESENTE

Daniel Goleman nos recuerda en su libro “Focus” la importancia de entrenar nuestra atención. Tenemos que verlo casi como un músculo, una entidad a nuestro servicio, no al servicio de una mente errante. El objetivo es que este proceso psicológico básico esté más controlado por nosotros mismos que por los estímulos externos o el pensamiento anárquico.

El circuito del pensamiento corre a lo largo de la circunvolución cingulada posterior y la corteza prefrontal medial. Nuestro razonamiento pasa por estas estructuras cerebrales. A veces esta raza de células, conexiones y neuronas es tan hiperactiva que es difícil de controlar. Así aparece el agotamiento, el estrés, la apatía, la negatividad.

Una forma de controlar los pensamientos es controlar la atención. Para lograrlo, nada mejor que “desconectar” este flujo de pensamientos. Intenta durante unos 15 minutos no pensar en nada. Imagina la superficie de un lago tranquilo y suave como un espejo. Todo es equilibrio, no hay ruido, solo calma. Si te vienen pensamientos, aléjalos tranquilamente.

Una vez que hayas logrado silenciar el rumor de los pensamientos, enfoca tu atención en lo que te rodea, en el momento presente.

PENSAR BIEN, EL ARTE DE TENER UN OBJETIVO

Pensar bien requiere tener una meta. La negatividad y todo ese ruido de pensamientos paralizantes es como un ciclón sin sentido que lo destruye todo. Por lo tanto, para romper este sesgo mental improductivo, es necesario definir su objetivo: "Quiero sentirme bien, quiero estar tranquilo, quiero lograr mis objetivos, quiero sentirme bien conmigo mismo".

Todos estos objetivos tienen un propósito, un significado claro. Así, una vez bien enfocada la atención en el momento presente, tendremos que plantear nuestros objetivos de una vez por todas, con convicción. Fijarse metas es la clave del bienestar, da sentido a la vida, nos aporta felicidad y permite que las emociones positivas influyan en nuestro comportamiento.

ENTRENA LA CAPACIDAD DE TU CEREBRO PARA TRABAJAR CON INFORMACIÓN POSITIVA 

Pensar bien no solo requiere un buen enfoque, atención adecuada, propósito y fuerza de voluntad. También se trata de expandir las redes en nuestro cerebro para recordar la importancia de trabajar con información positiva. En otras palabras, nuestra mente debe liberarse de sus viejos mecanismos que la vuelven hacia las conductas negativas e incapacitantes.

Para trabajar con información positiva, debemos revertir nuestras actitudes limitantes.

De esta forma, se forma un yo más relajado, abierto y optimista. Debemos dejar de lado los errores del pasado para ver las oportunidades del presente.

Entonces nos será útil aprender a poner filtros para quedarnos solo con la información útil, la que nos ayuda, la que nos estimula y no la que nos vuelve a dejar en nuestra zona de confort.

Sin duda, pensar bien nos permite vivir mejor y disfrutar de un adecuado equilibrio interior. “Pensar bien” también requiere un profundo trabajo personal. Tenemos que reconciliarnos con nuestro "yo" presente para sentir que merecemos algo mejor: sólo así nuestro "yo" futuro se consolidará como alguien más fuerte, más creativo y más tierno hacia uno mismo.

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