La alimentación juega un papel clave en la protección de nuestra salud. Todos los estudios científicos demuestran que una dieta variada y equilibrada ayuda a limitar el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, hipercolesterolemia, osteoporosis, obesidad y diabetes.
En nuestra vida actual, estamos sujetos a una serie de agresiones externas indeseables y dañinas para nuestro organismo, como la contaminación, el estrés y los tratamientos químicos a los que se someten nuestros alimentos, los productos industrializados demasiado grasos y demasiado dulces que consumimos.
Por eso es fundamental adoptar una buena dieta equilibrada. Comer bien es simplemente dar prioridad a los alimentos que son especialmente útiles para nuestra salud y limitar el consumo de los demás.
Pero comer bien todos los días a veces es menos complicado de lo que crees. De hecho, el equilibrio no significa comer de todo en cantidades iguales: lo importante es simplemente privilegiar los alimentos que son especialmente útiles para nuestra salud y limitar el consumo de los demás.
Cada familia de alimentos tiene su lugar en tu plato, todos los días. Cada uno juega un papel, pero no en las mismas cantidades. Si se recomienda evitar el consumo excesivo y limitar la ingesta de ciertos alimentos, no se trata, sin embargo, de prohibición. Un exceso de vez en cuando es parte de la vida.
Preguntarse, de vez en cuando, sobre su forma de comer para adquirir o mantener hábitos compatibles con la preservación de la salud puede ser una fuente de placer adicional: la de tomar la salud en sus propias manos.
ALIMENTOS FRESCOS Y DE BUENA CALIDAD
Se recomienda comida local fresca. Deben evitarse los productos refinados y las grasas hidrogenadas.
COMER EN UNA CANTIDAD RAZONABLE
El exceso de peso favorece la aparición de muchas enfermedades y reduce considerablemente la esperanza de vida.
Una dieta ligeramente baja en calorías (pero sin deficiencias de nutrientes) mantenida a largo plazo podría ayudar a prevenir ciertos tipos de cáncer y aumentar la longevidad. Además, limita la oxidación y evita la obstrucción.
Un ejemplo de ajuste: Reducir sistemáticamente, en un cuarto o un tercio, las porciones de alimentos hipercalóricos (pasta y arroz, por ejemplo) y sustituirlos por un alimento nutritivo y bajo en calorías, como una verdura.
COMIDA SABROSA
En primer lugar, es el sabor el que determina nuestras elecciones alimentarias. Si tantas personas dejan de hacer dieta es porque no les da placer.
El alto contenido de sal, azúcar y grasas de los alimentos procesados parece ser cada vez más apreciado e incluso, entre los jóvenes, se está convirtiendo en la norma.
Para contrarrestar la atracción de estos platos "sobrefavoritos", debe darse un gusto con alimentos saludables que aprecie especialmente y prepararlos de una manera sabrosa. A esto se le pueden agregar hierbas, muchas de las cuales son una buena fuente de nutrientes.
COMER CON CONCIENCIA
Al tomarse su tiempo y saborear cada bocado, la alimentación consciente es una técnica eficaz para aprender a redescubrir los sabores de los alimentos, al tiempo que reduce las proporciones de alimentos absorbidos durante una comida.
TENGA CUIDADO AL COCINAR
Para conservar todos los beneficios de los alimentos, es preferible cocinar a baja temperatura por debajo de los 100°C porque la temperatura alta distorsiona las propiedades de los alimentos.
Es recomendable limitar las carnes a la parrilla, que contienen muchos radicales libres. También se debe evitar el microondas porque distorsiona la forma química de los alimentos.
UNA DIETA VARIADA Y EQUILIBRADA COMBINADA CON ACTIVIDAD FÍSICA REGULAR
De hecho, los alimentos proporcionan la energía necesaria para el funcionamiento diario del cuerpo y permitir que el cuerpo crezca, se fortalezca y evolucione. Comer bien después de un entrenamiento ayuda a que tu cuerpo se regenere y se prepare para el próximo entrenamiento.
¿QUÉ SIGNIFICA COMER BIEN?
Comer sano significa acercarse lo más posible a lo que nos da la naturaleza eligiendo alimentos frescos, integrando diversos alimentos de origen vegetal y, para los no vegetarianos, privilegiando los productos de origen animal que sean orgánicos, sin antibióticos y sin hormonas. Evitamos, del mismo modo, todo lo que la naturaleza no nos ofrece, como los alimentos procesados, los que contienen grasas trans, el azúcar refinada, el exceso de sal, los aditivos alimentarios (conservantes, colorantes artificiales), etc. Para mí, la noción de placer y conciencia durante las comidas también es esencial: ¡estoy convencida de que comer con placer y con toda conciencia nutre mejor las células de nuestro cuerpo!
Para demasiadas personas, comer bien se ha convertido en sinónimo de privación. Sin embargo, no hay necesidad de contar calorías o privarse de los alimentos que le gustan. Esta no es la solución para comer mejor o controlar el peso. Por el contrario, la privación muchas veces conduce al exceso, lo que dificulta la adopción de hábitos alimentarios saludables, además de generar frustración y culpa.
Se trata de elegir alimentos que nos encanten y que nos aporten todos los nutrientes que necesitamos para disfrutar de una mente sana en un cuerpo que funciona al máximo y sin dolores. Personalmente, baso mi dieta principalmente en una variedad de vegetales, mucha fruta, unos cereales integrales evitando el exceso de gluten y unas legumbres que me sientan bien.